“Yo lo que quiero es el cuerpo de Daniel, para poder cerrar esto”, expresó Claudia a Télam, tras brindar hoy testimonio ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, que desde el lunes último juzga al represor Miguel Etchecolatz y los ex policías Fernando Svedas, Raúl Machuca y Julio César Arguello por el secuestro y desaparición de Favero y María Paula Álvarez.

Claudia Favero relató hoy lo vivido por su familia en 1977, cuando en febrero y junio de ese año fuerzas armadas ingresaron a su casa en busca de su hermano Daniel, estudiante de la Facultad de Humanidades de LA PLATA y militante de la Juventud Universitaria Peronista.

El 11 de febrero de 1977 un grupo armado irrumpió en la casa familiar de Favero, rompiendo puertas y ventanas y obligando a Claudia Favero a permanecer tendida en el suelo mientras revisaban todas las dependencia en busca de Daniel; tras lo cual se retiraron y regresaron al día siguiente para llevarse a Claudia y Luis Favero, el otro hermano.

“A mi hermano Luis y a mí nos ataron las manos, nos vendaron los ojos y nos llevaron a `La Casita´ que era como se le decía a la Brigada de Investigaciones, ahí me golpearon con un objeto duro en la cabeza, en las articulaciones y en el esternón, mientras me preguntaban por mi hermano Daniel”, relató Claudia ante el Tribunal que preside Germán Castelli.

La mujer recordó que “yo les decía que no sabía dónde estaba Daniel, no me creían, y me ahogaban colocándome una especie de goma en la cabeza”.

“Me preguntaban por `Severino´ y yo no sabía que ese era el nombre de guerra de Daniel, yo no militaba y no sabía lo que era un nombre de guerra así, teníamos un tío que se llamaba Severino, pero yo no entendía por qué me preguntarían de mi tío”, contó.

“Después nos llevaron a la comisaría 5ta. de La Plata, estuve en la celda de mujeres donde había tres embarazadas entre ellas Adriana Calvo, ahí no nos torturaron, sólo estuvimos alojados, y después nos llevaron de nuevo a `La Casita` donde un médico me revisa y me dice que no podía salir porque tenía demasiadas marcas de golpes, era muy evidente” que me habían golpeado”, relató.

Claudia y Luis fueron liberados el 20 de febrero de 1977 y al regresar a su casa hallaron a su padre sentado en un sillón, en el que había estado sentado desde que sus hijos fueran secuestrados: “Le habían dicho a mi papá que no hiciera nada, que nos iban a liberar y ahí se quedó, sentado esperando; mi mamá había sido internada en una clínica psiquiátrica”.

Luego detalló que el 1 de junio de 1977, volvió a irrumpir en su casa un grupo armado que nuevamente requería saber dónde estaba Daniel Favero.

La joven estaba en la casa con su madre, que había recibido el alta de la clínica pero seguía con tratamiento farmacológico y ante la presencia armada la mujer se descompensó por lo que Claudia se acercó a un jefe policial para rogarle le permitiera ir a la cocina a medicar a su madre, lo que pudo hacer.

Claudia aseguró que el policía que le permitió medicar a su madre era Machuca, uno de los imputados, tras lo cual se le pidió que lo identificara y la mujer pudo hacerlo: “es el que está (con campera) marrón”.

La mujer remarcó que “luego de junio nunca más se presentaron en mi casa” las fuerzas armadas. “Mi mamá tras salir de la clínica tomó fuerzas e integró el grupo de Madres de Plaza de Mayo desde donde peleó hasta el año pasado en que murió; mientras que mi papá esperó siempre a Daniel” y agregó que cuando se publicó la última lista de detenidos a disposición del Poder Ejecutivo nacional “y Daniel no estaba mi papá tuvo un infarto, salió pero poco después murió”.