La orden de Kim remite a la necesidad de desarrollar más armamento atómico “para poder ejecutar ataques nucleares al enemigo desde cualquier punto en la tierra, aire, mar o bajo el agua”, según señala la agencia estatal norcoreana KCNA.
Kim hizo estas declaraciones durante su asistencia a un lanzamiento de misil balístico, según el medio gubernamental “Juche”, que no brindó más precisiones.
En esa oportunidad, señala el medio, Kim “dio instrucciones para conducir más test de explosiones nucleares y estimar así el poder destructivo de cabezas atómicas de nueva producción, además de otros ensayos para incrementar la capacidad de realizar ataques nucleares”, señaló la KCNA.
La información se produce un día después que el país asiático lanzó al mar dos potentes misiles de corto alcance, en un momento de máxima presión por la adopción de nuevas y más duras sanciones internacionales contra Pyongyang y por le realización de maniobras militares de Corea del Sur y Estados Unidos en la Península, las más grandes de ambos países hasta la fecha, y consideradas una “provocación” por parte de Corea del Norte.
Un día antes del lanzamiento, Corea del Norte anunció que logró miniaturizar con éxito cabezas nucleares para instalarlas en misiles y Kim Jong-un ordenó trabajar para mejorar el poder y la precisión de sus arsenales.
Seúl estima que se trató de misiles tipo Scud, lo que supondría la primera vez en lo que va de 2016 que el Ejército Popular norcoreano lanza este tipo de proyectil desarrollado en la Unión Soviética hace seis décadas.
En medio de la escalada que por ahora no parece encontrar techo, Seúl envió un mensaje a la ONU para denunciar el
lanzamiento de los dos misiles norcoreanos.
Seúl considera que el lanzamiento supone una violación de las resoluciones que impiden a Pyongyang realizar pruebas de misiles balísticos, por lo que reclamó al órgano ejecutivo de la ONU una “respuesta adecuada” a esta acción, según la fuente.
El envío de una misiva al Consejo de Seguridad se considera una respuesta relativamente laxa, ya que se barajaba la posibilidad de que el Gobierno surcoreano pidiera abrir una investigación.
El portavoz del Departamento de Defensa norteamericano, Peter Cook, en tanto, afirmó que el Pentágono está “preocupado” por “las recientes actividades y la retórica” de Corea del Norte.
“Es otra acción provocativa de los norcoreanos y solo escala más las tensiones en la península coreana. Y, por supuesto, estamos preocupados por sus recientes actividades”, dijo Cook en una rueda de prensa en la que advirtió que “esto solo nos hace estar más cerca de nuestros aliados de Corea del Sur”, agregó.
Consultado por la posibilidad de que Pyongyang tenga misiles nucleares, el portavoz de Defensa aseguró que el Pentágono no ha visto nada que “demuestre su capacidad” de desarrollar ese armamento, pero que su país se encuentra listo y trabajando “para estar preparados ante esta amenaza, si se convierte en realidad”.
Ambas Coreas intensificaron en las últimas semanas su retórica belicista y sus exhibiciones de poderío militar, tras la adopción de nuevas sanciones internacionales contra el país, a raíz de su cuarta prueba nuclear del 6 de enero y el lanzamiento de un cohete espacial, el 7 de febrero, considerado un ensayo de misiles encubierto.
Corea del Sur y Estados Unidos, contrarios a tolerar los avances armamentísticos de Pyongyang exhiben estos días músculo militar con las mayores maniobras conjuntas de su historia en suelo surcoreano, en las que participan más de 17.000 tropas estadounidenses y 300.000 del país asiático.
Hoy, el canciller ruso Serguéi Lavrov, y su homólogo chino, Wang Yi, tras reunirse en Moscú, advirtieron que el emplazamiento de misiles antiaéreos estadounidenses en Corea del Sur romperá el equilibrio estratégico y llevará a una carrera de armamentos en la región.
“Los planes de Estados Unidos y la República de Corea (del Sur) superan por su envergadura cualquier amenaza por parte de Corea del Norte, incluso a tenor de las recientes acciones de Pyongyang”, dijo Lavrov en rueda de prensa conjunta con Wang.
En la misma línea, el ministro chino, por su parte, advirtió de que el despliegue de misiles estadounidenses en la península coreana “perjudicará los intereses para la seguridad estratégica de China y EEUU y llevará a una carrera de armamentos”.
En todo caso, ambos ministros mostraron su total apoyo a las medidas dirigidas a obligar al gobierno norcoreano a renunciar al desarrollo de armas nucleares.
“Esperamos que Pyongyang tenga claro que nadie defenderá a Corea del Norte” en caso de nuevas provocaciones, recalcó Lavrov.
La resolución 2.270, aprobada como represalia por los ensayos nuclear y de misiles llevados a cabo por Pyongyang en enero y febrero, contempla castigos como la inspección obligatoria de cargamentos, restricciones en la exportación de materias primas, embargo del comercio de armas ligeras y prohibición de venta al país de combustible aeroespacial, entre otros.
Estas medidas, que buscan cortar de raíz el acceso a recursos para financiar los programas militares norcoreanos, se consideran las más duras impuestas hasta el momento al régimen de los Kim y amenazan con golpear tanto a la elite como al pueblo en el país más aislado del mundo.